Hola, hoy os traigo una receta dentro de las tradicionales de nuestra cocina española de guisos, un conejo a la cazadora.
De las carnes de caza, es la del conejo a la que más fácil acceso tenemos, la que sale muy bien de precio y la que menos contenido en grasa tiene. Además, con la cría de ellos en granjas, hace que sea una carne de la que se dispone todo el año (aunque ya sé que nada tiene que ver el sabor con un conejo de monte a uno de granja).
Y, como much@s andáis en plena fase operación "precocido", os convenzo del uso de esta carne por su bajo aporte de grasas y gran fuente de nutrientes. Al tratarse de una carne blanca, casi totalmente magra, si se cocina con pocas grasas, la hace perfecta para las dietas. Por no hablar de su aporte de magnesio o vitamina B3.
INGREDIENTES:
- 1 conejo limpio y troceado
- 150 ml de aceite
- 250 gr de cebolla
- 3 dientes de ajo
- 50 gr harina
- 250 gr de tomate limpio, sin piel ni pepitas
- 250 ml de vino blanco
- Caldo necesario
- 700 gr de champiñones, setas, etc.
- Sal y pimienta
- Ramita de laurel, tomillo y perejil
ELABORACIÓN:
- Primero salpimentamos el conejo bien limpio y troceado.
- Calentamos el aceite en una tartera y doramos el conejo. Reservamos.
- En la misma tartera, sofreímos la cebolla y el ajo picado
- Y, a continuación devolvemos el conejo reservado.
- Añadimos la harina.
- A continuación, el tomate picado y pelado.
- Dejamos hacer un poco y agregamos la hoja de laurel, tomillo y perejil y, el vino blanco.
- Y el caldo suficiente para que cubra toda la carne. Tapamos y dejamos cocer alrededor de una hora.
- Echamos los champiñones y setas, que soltarán su propia agua y dejamos hacer unos 15 minutos más.
- Emplatamos y espolvoreamos con perejil picado.
Confieso que es una receta que sale estupenda gracias a las directrices de Rafa Triñanes y que supo a poco en casa. El punto se lo daremos teniendo en cuenta el tipo de conejo que empleamos (si es de casa, de monte o de granja) la textura será completamente distinta y su tiempo de elaboración también. Además sabemos que los conejos de monte, por la cantidad de ejercicio que hacen, todo el día sin parar de un sitio al otro, van a tener una carne más prieta, más de deportista y al comer muchas hierbas, su carne resultará más rica y con más sabor que la de aquellos que se crían en granjas (que no hacen nada de deporte y cuya alimentación se basa en piensos).